El acoso moral es una forma de comunicarse en la que se humilla a una persona y se la transforma en víctima.
Eso puede ocurrir por medio de gestos y palabras aparentemente inofensivos, pero cuando son vivenciados en forma continua humillan y desestabilizan a la persona.
El acoso moral también se concretiza porque generalmente las personas que nos rodean presencian ese tipo de escenas y hasta le dan gracia los comentarios. Parecen no darse cuenta de que aquel que tartamudea está siendo herido.
“Dale, habla de corrido!”, “¿Cuánto tiempo vas a tardar en decirlo?”, “?Y? decílo de una vez!”, “Parece que no arrancas mas!” Entre otros comentarios, estos son ejemplos de violencia verbal que molestan, ofenden y hieren a la persona que tartamudea.
La persona que tartamudea generalmente se muestra tolerante a esos comentarios. Sin embargo, la situación lo incomoda y se siente agredido y angustiado.
Cuando los niños perciben que su manera de hablar no es aceptada por sus padres, sus familiares, y/o sus maestros, interiorizan una imagen negativa de si mismos como hablantes y consideran a la tartamudez como si fuese un castigo que se merecen.
Ese habito perverso de no aceptación va generando sentimientos dolorosos en la imagen de hablante del niño. Mientras tanto, en el contexto social eso parece no considerarse lo suficientemente grave para merecer que se hable al respeto.
Los niños a los que se los rechaza constantemente por su manera de hablar sienten que no hablan como sus padres desearían y se sienten culpables por decepcionarlos y avergonzarlos. Por esos, se esfuerzan por habalr del modo esperado por los otros, y así envierten la espontaneidad de su hablar. Eso solo hace que su hablar se torne tenso.
Otra forma cotidiana de acosar moralmente es apodar a aquellos que tartamudean. Apodar a alguien de “tartamudo” es peyorativo. Ese apodo trae consigo el rechazo ya vivenciado en la infancia, que anula a la persona y de ese modo agrava la dificultad en la comunicación.
En las familias, escuelas y empresas el acoso aparece como algo inofensivo. Las personas acosadas no se quieren mostrar ofendidas, actúan como si lo tomaran todo en broma. De este modo, la violencia se multiplica y el agredido asume una postura defensiva generando nuevas agresiones.
Perjudicados por el acoso moral, los hablantes pasan a no tener relaciones y/o respuestas de habla satisfactorias. Todo eso genera un sufrimiento que tiene efectos importantes en la relación que la persona acosada desarrolla con su habla. Son efectos que contribuyen a construir y mantener la tartamudez.
Consejos prácticos para la familia:
• Los familiares deben identificar y alejarse de las personas que directa o indirectamente son dañinas para sus hijos.
• Los familiares deben respetar la forma de hablar de su hijo sea cual sea.
• Los familiares no deben considerar negativa la disfluencia del niño.
• Los familiares deben conversar con sus hijos sobre las dificultades del habla, mostrándoles cuan ligadas están a sus estados emocionales.
Consejos prácticos para aquellos que son acosados por su forma de hablar:
• No se vea a si mismo como responsable de las agresiones que sufre.
• No se sienta culpable por tartamudear. Dese cuenta de que un habla completamente fluida es un mito de la sociedad.