La falta de fluidez o tartamudez natural sucede cuando la persona no sabe, de inmediato, qué palabras utilizar para decir lo que quiere. Se desarrolla durante el tiempo en que la persona planifica, organiza o prepara mentalmente lo que quiere decir. Generalmente, está compuesta de repeticiones de sonidos, sílabas y/o palabras, vacilaciones como « e, e, es», prolongaciones de sonidos, silencios y otras.
Todas las personas, sin excepción, pasan por momentos de falta de fluidez, independientemente de su edad. La aparición de estas faltas de fluidez depende básicamente de qué se dice, dónde y a quién se le dice, lo que implica cambios en el estado emocional de la persona. Por ejemplo: hablar de un tema difícil con alguien importante, hablar en una situación que se percibe como intimidante o hablar muy rápido, puede hacer que la persona presente algunas disfluencias.
También, en el discurso informal pueden presentarse disfluencias, ya que las actividades automatizadas, tales como el habla, siempre están sujetas a tropiezos impredecibles.
En el período comprendido entre los 2 y 4 años de edad, la presencia de disfluencia o tartamudez natural es muy común, porque el niño está desarrollando su vocabulario y la capacidad de utilizar las reglas del lenguaje oral en contexto. Esto requiere momentos de planificación, organización o preparación mental para decir lo que quiere.
Cuando el niño presenta disfluencias es señal de que las palabras que va a decir no le son fáciles. Esto no es malo ni problemático sino parte del proceso de adquisición del lenguaje.
Sin embargo, si este modo de hablar preocupa a padres o maestros, no se debe esperar para ver si se modifica por sí solo. Es recomendable consultar rápidamente a un profesional formado en el tratamiento de la tartamudez para recibir la orientación adecuada que permita al niño desarrollar la capacidad de expresarse con libertad y seguridad.
La tartamudez como padecimiento, sufrimiento o patología sucede cuando la persona sabe qué palabras quiere utilizar, pero siente vergüenza, miedo o falta de confianza en su capacidad para hablar con fluidez y teme a la aparición de repeticiones que no puede controlar.
Es un error creer que la disfluencia o tartamudez natural es el comienzo de la tartamudez como padecimiento, ya que son eventos de naturaleza opuesta.
La reacción del otro frente a la disfluencia o tartamudez natural como si se tratara de un problema forma parte del origen de la formación de una imagen de sí mismo como mal hablante. Esta imagen es la principal característica subjetiva de la tartamudez como sufrimiento.
La imagen de mal hablante funciona como un estigma o marca negativa que trae como consecuencia la vergüenza, el miedo, la culpa y la falta de confianza en la capacidad de hablar con fluidez. Debido a esto surge una expresión oral compuesta por repeticiones, vacilaciones, prolongaciones, trabas o bloqueos, sustitución de palabras, interposición de sonidos extraños y tensiones musculares.
Para tratar la tartamudez es necesario buscar un profesional debidamente preparado en la atención y tratamiento de la tartamudez.